jueves, 4 de agosto de 2011

Balada Triste de Trompeta (Alex de la Iglesia)

Durante la noche Javier se ha arreglado el maquillaje de payaso triste, se ha puesto ropa de Obispo y se ha hecho dos cortadas en la cara. Ha asesinado a su guardián y ha escapado. Camina por la calle con las vestiduras sagradas de payaso. Lleva una mitra morada y dorada con una gran cruz en el centro. Suena La quiero a morir. Avanza con las carrilleras de balas cruzadas en su pecho tambaleándose con una pistola en la mano apenas logrando contener el llanto. Francis Cabrel canta. Me cose unas alas y me ayuda a subir. A toda prisa. A toda prisa. La quiero a morir. Javier entra en el cine LUCHANAS. La música se corta y empieza otra canción. Están pasando la película Sin un Adiós. Es una escena donde Raphael canta vestido de payaso en un escenario de show televisivo. El público está en la sombra y el cantante en el centro alumbrado por un reflector con la nariz roja, maquillaje blanco y los ojos atravesados por líneas verticales como si fuera un gato. Vemos la espalda de Javier que mira un primer plano de Raphael cantando. Balada triste de trompeta. Por un pasado triste que murió. Y que llora. Y que gime. Cómo llora. Javier comienza a llorar parado en medio del corredor de la sala del cine. Una pareja de espectadores lo mira con recelo. Raphael gime sentado con la cara pegada al pabellón de una trompeta sobre una mesa. Las manos y el cuerpo le tiemblan a medida que sube el volumen de su voz hasta que ambos gritos se mezclan desesperadamente. El cantante gira la cabeza y ahora la trompeta parece estar gritándole al oído cada vez más fuerte. Javier hace muecas de dolor y cierra los ojos. La música se para. Raphael le habla. Javier, escúchame. Esa chica no te conviene. Es una buscona. Olvídala…No puedes andar por ahí ametrallando a la gente. Se oye una risa burlona. El padre, republicano juzgado por los falangistas, reaparece en la pantalla para exigir venganza una vez más. Acaba con ese canalla que no se la merece. Ella no me quiere, no soy gracioso. El humor es para los débiles. Si no se ríen, ¡acojónalos! Ya verás cómo funcionan. Haga usted el favor de salir de mi película. ¿Hijo mío, qué hace este tío metido en tu cabeza? Me gusta como canta. Recuerda tu destino. Sólo hay una manera de ser feliz.

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